Talento Eventos
Talento Eventos se ha convertido en un referente de creatividad y excelencia en Durango. En esta edición de Icónica, conversamos con sus fundadores, Ernesto y Jorge, dos visionarios que transformaron un pequeño emprendimiento en una empresa capaz de materializar las historias más importantes de sus clientes.
Platíquenos un poco de su infancia, ¿Cómo la recuerdan?
Ernesto: Soy el penúltimo de seis hijos; crecí rodeado de cinco mujeres, lo cual marcó profundamente mi forma de ver la vida. Desde niño fui inquieto y siempre en busca de nuevos retos; rara vez me conformaba con lo que tenía, necesitaba estar en constante movimiento y creación. Recuerdo que alrededor de los nueve años encontré una agenda que mi papá había dejado sin usar, y desde entonces me gustó la idea de tener la mía, de organizar ideas y proyectos propios.
Fui educado con valores muy claros: trabajo, esfuerzo, disciplina, deporte y arte. Mis padres siempre han sido personas que anteponen a la familia por encima de cualquier otra cosa, enseñándonos con el ejemplo.
Jorge: Recuerdo mi infancia como una etapa profundamente alegre, marcada por el amor y la unión de una familia sólida y por el ejemplo de unos padres incansables. Mi padre (QEPD) fue un hombre fuerte, visionario y sumamente trabajador; desde muy pequeños nos inculcó el valor de la familia y la importancia del trabajo honesto. No solo nos llevaba con él a su jornada laboral para acompañarlo, sino para enseñarnos a trabajar, a comprender el esfuerzo y la responsabilidad desde temprana edad.
Hoy agradezco profundamente todo lo que sembró en mí. Gracias a su dedicación y sacrificio, junto a mis hermanos vivimos innumerables aventuras, viajes y experiencias que se convirtieron en anécdotas valiosas, mismas que ahora comparto con mis hijos como parte de nuestro legado familiar.
De igual manera, mi madre fue un pilar fundamental en nuestra familia y el gran apoyo de mi padre. Sin ella, sin su fortaleza y entrega, no sería la persona que soy hoy. Crecí siendo un niño soñador, alegre y lleno de ilusión, rodeado de valores que siguen guiando mi vida hasta el día de hoy.
¿Cómo nació la idea de crear Talento? ¿Recuerdan el primer evento que les hizo pensar “esto es lo nuestro”?
Ernesto: La idea nació mucho antes de que Talento fuera lo que es hoy. Nosotros veníamos de un pequeño emprendimiento de renta de mobiliario, rockolas y brincolines. El mundo de los eventos tenía un potencial enorme, pero no sabíamos con exactitud cómo penetrar en el mercado. En 2017 creamos la marca, pero hasta 2018 llegó la primera oportunidad real: un compañero se acercó a pedirnos que organizáramos su boda. Ya teníamos muchas ideas, pero ninguna experiencia formal ni un camino. Aun así, dimos el paso.
Jorge: Nosotros estábamos trabajando en gobierno. Aún no nos dedicábamos de lleno a los eventos, no teníamos idea de cómo realizar en ese momento una boda y ese amigo nos dio la oportunidad. Se llegó a la plática, fuimos al salón y de ahí fue partiendo poco a poco lo que el día de hoy es Talento.
¿Cómo se conocieron?
Ernesto: Gracias al hermano de Jorge, durante la etapa universitaria en 2008. Yo lo ubicaba de actividades estudiantiles y coincidimos en proyectos de representación dentro del Tecnológico de Durango.
Jorge: Más tarde coincidimos en la Federación de Estudiantes. Desde entonces formamos una mancuerna muy fuerte. Aunque estudiábamos carreras totalmente distintas —Él Ingeniería Civil y yo Eléctrica— la manera en la que trabajábamos en equipo fue lo que sembró la semilla de lo que somos hoy.
¿Qué los unió como socios? ¿Cómo descubrieron que compartían la misma visión y la misma pasión por crear experiencias?
Jorge: Inicialmente no lo planeamos. Ernesto ya tenía pequeños negocios y me invitó a involucrarme. Al principio solo colaboraba, pero poco a poco empezamos a consolidar un trabajo conjunto. Lo que nos unió fue la confianza mutua y la manera natural en la que resolvíamos problemas.
Ernesto: En 2013 estábamos construyendo nuestras primeras oficinas. Ahí surgió la idea de invertir juntos. Juntamos solamente 10 mil pesos —literal— y con eso compramos los primeros artículos que dieron vida a Talento. Jamás imaginamos que esa cantidad tan pequeña se convertiría en la base de una empresa que hoy nos sostiene. Ese inicio humilde nos enseñó que compartíamos la capacidad de soñar y, sobre todo, de trabajar por esos sueños.
Tienen otros emprendimientos en conjunto, ¿cuáles son, en qué consiste cada uno y cómo se organizan para sacarlos a flote?
Jorge: Además de Talento, tenemos dos proyectos importantes: una fábrica de letreros luminosos y Casa Meraki, nuestro salón de eventos. Cada empresa tiene su propio equipo y gerente, porque fue imposible seguir haciendo todo nosotros dos solos. Con el tiempo dividimos responsabilidades: Ernesto se enfoca en administración, atención al cliente, planeación y dirección general; yo llevo la parte operativa, logística, iluminación, montajes y manejo de personal. Esa estructura nos permite que los proyectos crezcan sin que uno absorba al otro.
Ernesto: Toda la gente que hace eventos en algún momento sueña con tener un salón o la gente que tiene un salón sueña con hacer eventos. Por eso, Casa Meraki es especialmente significativo. No lo construimos nosotros; ya existía desde 2017. Un día lo visitamos y nos enamoramos completamente. Los jardines, la arquitectura industrial, la esencia del lugar… era perfecto. Hicimos una oferta sin tener la certeza de poder pagarla y, aun así, la aceptaron. Fue un salto enorme que solo tomamos porque sabíamos que juntos podíamos lograrlo. Hoy es uno de nuestros grandes orgullos.
Los eventos suelen parecer espontáneos y perfectos, pero detrás hay todo un universo de planeación. ¿Qué parte del proceso disfrutan más?
Jorge: Para mí, el momento más fascinante sucede en el montaje. Ver un salón completamente vacío y comenzar a transformarlo desde cero es una sensación indescriptible. Cada estructura, cada luz, cada detalle va sumando hasta que el espacio se convierte en algo totalmente distinto. Pero lo que realmente me llena es ver la expresión de los novios al entrar. Ese instante de asombro, ese “no lo puedo creer’’, es la recompensa de todos los días difíciles y del trabajo del equipo.
Ernesto: Yo disfruto profundamente el proceso emocional. Las bodas son sueños. Hay todo tipo de sueños, pero todos sueñan desde lo más profundo. Para mí, el momento más valioso es cuando un cliente me dice: “esto es exactamente lo que imaginé”. No importa si la boda tuvo cinco mesas o dos millones de flores; lo esencial es que cada pareja viva algo único e irrepetible. Ese es mi mayor disfrute.
¿Cómo se han preparado para que los eventos sean el sueño hecho realidad de sus clientes?
Jorge: Tenemos 7 años en la industria de organización de eventos, en donde se han realizado con éxito más de 600 eventos sociales. Para esto, hemos cumplido con varias certificaciones y talleres tanto locales como nacionales, convirtiéndonos en la empresa con más certificaciones en Durango.
Ernesto: Si, algunas de ellas han sido con Grupo Alfera, Sergio Cárdenas, el Instituto Académico de Programas y Capacitaciones Profesionales de América, algunas Master Class, convenciones, entre otros.
¿Tienen algún ritual o proceso creativo especial antes de iniciar la planeación de un evento?
Jorge: Lo más esencial para nosotros es comprender profundamente el estilo de la pareja. Con esa información hacemos una mesa creativa donde revisamos tendencias nacionales e internacionales, analizamos el salón y generamos lluvia de ideas para aterrizar un concepto propio.
Ernesto: También utilizamos herramientas creadas por nosotros mismos, como nuestro libro nupcial —único en Durango— inspirado en el decorador Sergio Cárdenas, que guía a los novios por cada etapa del proceso. Este libro nos ayuda a alinear expectativas, reducir dudas y crear un lenguaje común entre los novios y nuestro equipo.
¿Cómo celebran ustedes sus propios logros, acostumbrados a celebrar los de los demás?
Ernesto: Nuestros logros más grandes se celebran con el crecimiento. Cada proyecto nuevo, cada avance, cada objetivo cumplido es motivo de celebración. También hacemos reuniones con nuestros equipos y familias; compartimos lo que hemos construido juntos. Y cada fin de semana celebramos cuando una boda sale perfecta: esa satisfacción es, en sí misma, una fiesta.
Jorge: Para mí, celebrar es voltear al pasado y ver lo que hemos logrado. Empezamos desde muy abajo, sin saber nada del rubro, y hoy vemos cómo crece nuestra empresa y nuestro equipo. Celebramos juntos, siempre como familia extendida.
¿Qué significa para ustedes el éxito? ¿Se mide en logros, en emociones o en impacto?
Ernesto: Para mí, el éxito es equilibrio. Tener tiempo para mi familia, ser responsable con mis valores, aprender cada día y ayudar a otros a crecer. También es entender que nunca terminamos de aprender: los eventos y la vida te enseñan todo el tiempo, si estás dispuesto a escucharlo.
Jorge: Éxito es ver a dónde hemos llegado y, al mismo tiempo, mantener la humildad de recordar dónde empezamos. Es construir algo grande sin perder lo esencial: la familia, la salud y la capacidad de disfrutar lo que uno hace.
¿Cuál es el sello que quisieran dejar en cada evento que realizan?
Jorge: Nuestro sello es la autenticidad. Queremos que cada evento se sienta profundamente personal, porque cada boda es un universo propio.
Ernesto: El sello final es una pregunta que hacemos siempre: ¿Esto es lo que soñaron? Hasta que no escuchamos un “sí, es tal cual”, no sentimos que el trabajo está completo.
¿Qué es lo que sigue para Talento?
Ernesto: Nuestro siguiente gran sueño es posicionar a Durango como destino de bodas. Ya hemos organizado más de 40 bodas destino sin promoverlo oficialmente. Queremos trabajar con el municipio para crear tradiciones nupciales propias, mejorar permisos, detonar turismo y traer a Durango parejas de todo México y del extranjero.
Jorge: Las bodas destino generan una derrama económica enorme para la ciudad, y queremos que Durango sea un referente como San Miguel de Allende, Oaxaca o Chiapas. Que las personas se emocionen por visitar el estado para uno de los días más importantes de su vida.
Foto: Isaias Sigoña Detrás de cámaras: Alberto Juárez Styling: Fernanda Gallegos Look: Zara Cabello y Barba Mua: María de Mexico by Tania Castro Entrevista: Valentina Almaraz Locación: Casa Meraki Coordinación general: Johanna Herrera